El almacenamiento de energía a largo plazo es fundamental para lograr el objetivo global de triplicar la capacidad de energías renovables para 2030. A medida que los países aumentan la integración de fuentes renovables como la solar y eólica, se necesitará más capacidad de almacenamiento para compensar la intermitencia de estas tecnologías.
Empresas como NV Energy en Estados Unidos están desplegando más proyectos solares con baterías para almacenar el exceso de energía durante el día y suministrarla a los clientes por la noche. Según expertos, se requieren al menos 8 horas de capacidad de almacenamiento, e incluso semanas en caso de emergencias, para respaldar una mayor penetración de las renovables.
Alcanzar la meta de triplicar la capacidad renovable mundial para 2030 implicaría instalar más de 1 millón de MW anuales, lo que requerirá inversiones de $1,5 billones al año. Gobiernos, empresas y comunidades están apostando por el desarrollo de tecnologías de almacenamiento a largo plazo, como baterías de flujo, hidrógeno y energía térmica, para hacer viable esta transición energética.
Los beneficios de esta inversión superarán con creces los costos, al evitar gastos en combustibles fósiles, mejorar la resiliencia y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 65%. El almacenamiento de larga duración es una herramienta fundamental para lograr los objetivos climáticos a nivel mundial.
Fuente: Por Ken Silverstein para Forbes Argentina