Lo que se inició como un juego se convirtió en un emprendimiento para dar vida a retazos de fábrica de fibrofácil, cuero y papel y convertirlos en muebles de miniatura y juguetes didácticos.

Una jujeña comenzó a materializar su sueño de crear pequeños juguetes a partir de lo que visualizaba de fragmentos de plástico y fibrofácil. Comenzó como un hobby con ventas en exposiciones y ferias de fin de semana, mejoró la técnica y abrió con su hermana un local   sumando otras opciones didácticas reutilizando retazos de materiales.

Sofía Toconas comenzó desde niña a jugar con su imaginación y a idear pequeños objetos cada vez que veía un material descartado para convertirlo  en un juguete. Con el tiempo convirtió su habilidad en un hobby que compartía con su hermana, y lo mantuvo mientras estudiaba capitalizando cada salida a ferias de venta en una gran experiencia.

Desde hace dos años el proceso productivo fue tomando forma y se convirtió en un emprendimiento con un eje en la sustentabilidad reutilizando materiales de recortes de otras industrias y oficios. “Trabajamos con mi hermana en miniaturas y muebles para casas de muñecas.  Soñábamos desde chicas hacer miniatura. Queríamos innovar en cosas que no hay en Jujuy, cosas novedosas, estaciones de servicios, de bomberos, casitas de bomberos, en fibrofacil y desde el punto de vista artesanal”, expresó.

Las creaciones lograron conquistar a chicos y grandes por ser únicas de su estilo en Jujuy.  Con el tiempo, la práctica y aprendizaje de técnicas y herramientas para producirlas el proyecto fue escalando.

“Nosotras empezamos utilizando retazos de MDF (Medium Density Fibreboard)  que es fibrofacil y en base a eso creábamos mueblecitos y luego nos perfeccionamos con los cortes láser, estudiamos bien cómo se trabajaba el material, y hacemos diferentes productos”, explicó.

Además de los pequeños muebles y set de cocina, surgieron otras detalladas representaciones de comercios, de productos de supermercado, de decoración y de accesorios, sumando otros detalles y reciclando materiales.

Ambas reciclan pedazos de silicona de los trabajos de sus tíos, reutilizan latas de gaseosa o cerveza, pedazos de papel que convierten en cajas miniaturas que emulan productos  y comestibles que se consumen en Argentina. Inicialmente  el material era de internet de marcas internacionales y dieron un giro  local diseñando productos de marcas argentinas o de líneas que se consumen en el país como azúcar, leche, arroz, cereales, galletas, comida para perros, y hasta trapos de piso.

El proceso implicó aprender más conocimientos de diseño que le permitan imprimirlos en la escala que querían y reproducirlos dándole vida a los papeles y cartones de base convertidos en packaging de los diminutos comestibles. Para ello complementaron el juego de compra en supermercado desarrollando carritos, billetes en miniatura y billeteras de retazos de cuero.

“Siempre tratamos de aprovechar materiales que me sobren o que alguien los descarte. Yo empecé con la idea de usar los retazos que tiran las fábricas o los venden, yo decía –ésta formita podría ser tal cosa-“, explicó. Reconoció que tuvo que aprender también técnicas de carpintería y a usar máquinas de láser y herramientas para elaborar cada creación ya que son intervenciones manuales.

Abrieron el espectro, siempre escuchando la demanda, y comenzaron hacer juegos didácticos aprovechando los mismos retazos de MDF en crudo para hacer, y con ayuda de su madre quien es psicopedagoga y las guía para desarrollarlos los rompecabezas y otras variantes para niños.

Comenzaron a comercializarlo en el Patio de emprendedores que se realizan las tardes de sábado en el Parque San Martín  y los domingos en la Feria Las Manos Hacen, de Ciudad de Nieva. Actualmente sumaron una boca de comercialización en un local ubicado en una galería comercial de calle Alvear que abrieron hace un par de semanas.